El 15 de septiembre, Innovarte ONG asistió al seminario dedicado a la equidad como elemento central del Tratado de Pandemias y del Sistema de Acceso a Patógenos y Reparto de Beneficios (PABS), desarrollado en el marco de la segunda reunión del Grupo de Trabajo Intergubernamental (IGWG).
En esta instancia, entre otras cosas, se destacó que la equidad no es una concesión ni una demanda exclusiva de países con menos recursos, sino que un requisito de seguridad global y una inversión compartida en la salud pública mundial.
Así, se recordó que la pandemia de COVID-19 dejó al descubierto profundas desigualdades en cuanto al acceso a tecnologías y recursos, manifestando que es indispensable contar con un sistema basado en reglas justas, transparentes y aplicables, capaces de garantizar un acceso oportuno para todos los países, sin importar su nivel de riqueza o capacidad productiva.
Adicionalmente, se sostuvo que, a pesar de haberse debilitado el impulso político inicial habida a raíz de dicha emergencia sanitaria, aún es posible alcanzar acuerdos si los Estados mantienen su compromiso.

Durante las intervenciones, diversos oradores ofrecieron sus perspectivas sobre cómo convertir la equidad en una realidad en este Tratado y su sistema PABS. De tal manera, entre otros aportes:
El representante de Kuwait sostuvo que incluso países con sistemas de salud avanzados sufrieron fragmentación y demoras durante la pandemia COVID-19, demostrando que la equidad no es un reclamo de las naciones con menos recursos, sino un desafío común. Enfatizó que el PABS debe constituir la columna vertebral del acuerdo, ya que es la herramienta para pasar del texto a la práctica. Finalmente, agregó que sin obligaciones transparentes y exigibles, la equidad corre el riesgo de transformarse en un concepto vacío.
El embajador de Sudáfrica, a su vez, hizo un llamado a recuperar el impulso político que existió en las primeras etapas de la pandemia COVID-19, lamentando que muchos actores hoy no mantengan el mismo nivel de compromiso.
En la misma línea, el embajador de Noruega reconoció que la negociación atraviesa una etapa más lenta. Sin embargo, se mostró optimista al sostener en que la equidad no es solo un imperativo de índole moral, sino un interés nacional. Subrayó que, al fortalecer la equidad los países aumentan colectivamente su fortaleza sanitaria, transformando este objetivo en un horizonte compartido. Asimismo, destacó la importancia de traducir la complejidad técnica de este debate a un lenguaje más político, que permita el respaldo en dichas instancias deliberativas.
Por su parte, el representante de Third World Network, subrayó que existe un consenso general sobre la necesidad de que la equidad sea un “bien público” y no un acto de caridad, observando que el Artículo 12 del Tratado es el único con capacidad de garantizar el acceso real y reparto efectivo de beneficios. En este sentido, recalcó la importancia de un sistema PABS que sea ágil y transparente, integrando mecanismos de trazabilidad y obligaciones concretas, para que la cooperación internacional se traduzca en resultados tangibles.
El representante del International Peace Institute, Ricardo Matute, planteó que la pregunta ya no es qué entendemos por equidad, sino cómo la llevamos a la práctica, describiendo al PABS como una pieza clave que debe ser capaz de complementar los otros artículos del tratado. Asimismo, propuso mantener la flexibilidad del anexo para adaptarse a los avances tecnológicos y contingencias futuras. Además, llamó a abrir espacios de diálogo franco entre los Estados, con el fin de evitar bloqueos y construir consensos sobre un texto común.
Desde PREZODE, se destacó la relevancia de integrar el enfoque “Una Salud” (One Health) en el acuerdo, con el fin de abordar de manera integral las amenazas sanitarias. Se hizo hincapié en la necesidad de garantizar la participación plena y genuina de las comunidades y actores sociales relevantes en las negociaciones, advirtiendo que limitarlas afecta la legitimidad y efectividad del sistema PABS.
La representante de South Centre, Viviana Muñoz, recalcó la urgencia de acelerar las discusiones y cerrar el diseño del PABS antes de abril de 2026. Definió la equidad como la combinación de acceso rápido a patógenos e información, junto con un reparto justo y oportuno de beneficios. Sosteniendo que este sistema debe contemplar obligaciones concretas en materia de suministro de productos, concesión de licencias y transferencia de tecnología.
A su vez, el representante de AIDS Healthcare Foundation Brasil, subrayó que la equidad no puede limitarse a porcentajes de productos donados o sujetos a precios reducidos, defendiendo que la transferencia de tecnología y la capacitación regional son elementos indispensables para garantizar la producción descentralizada de estos. Además, abogó por la incorporación de mecanismos de rendición de cuentas y transparencia en la gestión de contratos.

Finalmente, el embajador de Indonesia concluyó que el éxito del Tratado se medirá por la capacidad de traducir el valor de la equidad en compromisos concretos. Señaló que el sistema PABS debe corregir los desequilibrios estructurales expuestos durante la pandemia COVID-19, pasando de un modelo caritativo a uno basado en asociaciones mutuas equitativas. Recalcó que la equidad lejos de ser filantropía es una inversión colectiva en la seguridad sanitaria global.
En síntesis, el seminario dejó en claro que la equidad constituye la piedra angular del futuro Tratado de Pandemias y que el PABS será el instrumento clave para su operatividad. Los diversos participantes coincidieron en que, para que este principio se materialice, será necesario un marco normativo robusto y el compromiso y voluntad política de todos los Estados, para lograr establecer mecanismos justos y transparentes que sean eficaces.
Fecha: 15/09/2025