Poco más de un año ha pasado desde que se inició la pandemia generada por el virus SARS-COV2, conocido como COVID-19. Un desafío global y sin precedentes, en el que la cooperación internacional ha sido esencial para sortear los desafíos que la situación ha impuesto. A la fecha más de 110,4 millones de personas se han contagiado del virus y se suman más de 2,4 millones de fallecidos.

En la lucha mundial contra la pandemia, India y Sudáfrica presentaron ante la Organización Mundial de Comercio una propuesta para suspender ciertas obligaciones de los Acuerdos de Propiedad Intelectual, conocidos como ADPIC o TRIPS, en el contexto de la emergencia sanitaria.

Esta propuesta fue elevada con fecha 2 de octubre del año 2020 y ha obtenido el apoyo de naciones en vías de desarrollo; es más, el Presidente de la Unión Africana ha señalado que es una “dolorosa ironía” que los ensayos clínicos se realicen en su territorio y no cuenten con un suministro asegurado de vacunas.

El suministro mundial de la vacuna que se ha desarrollado contra el virus depende de unos pocos fabricantes, quienes no pueden satisfacer la demanda mundial, ni siquiera la de los países más ricos del globo: es una situación insostenible que puede extender la crisis global. Esta emergencia se está superando gracias a la investigación científica impulsada por fondos públicos, por lo que resulta inconcebible que unos pocos fabricantes se beneficien de monopolios de propiedad intelectual y se acote la capacidad de producción mundial de la cura.

Hay una necesidad urgente de ampliar y diversificar las opciones de suministro e involucrar a los fabricantes de todo el mundo en el aumento de la producción de tratamientos y vacunas. Para ello es necesario permitir que, especialmente, los países que tienen capacidad de producción de estas tecnologías, como India y Sudáfrica, puedan levantar las barreras de propiedad intelectual para incorporar nuevas fábricas y centros de investigación para ampliar la disponibilidad de estas tecnologías. La exención de los ADPIC es la mejor manera de hacerlo, ya que permite a los fabricantes y a los gobiernos la libertad de actuar para satisfacer la necesidad mundial de vacunas y terapias contra el COVID-19.

En este sentido, con fecha 5 de febrero Corporación Innovarte envió una carta al Presidente de la República de Chile solicitando el apoyo a la propuesta y el día 12 de febrero acusaron recibo desde Palacio.